La otredad, los oráculos y el selfie.

En el otro me conozco, reconozco o desconozco ...

Selfie
Selfie  Macaco 
Hace ya unos cuantos siglos el Oráculo de Delfos sugería o tal vez exhortaba al Ser Humano en una brillante síntesis: "Conócete a ti mismo y conocerás al Universo y a los Dioses", pero claro como buen oráculo no dejó el procedimiento ni mucho menos recetas sobre cómo conocernos, sin embargo, desde esos tiempos ya lejanos no faltaron gurúes, maestros y representantes varios de la Divinidad con recetas para todos los gustos filosóficos, literarios y religiosos.

Desde entonces las recetas con alguna que otra variación siempre apuntaron a lo mismo: para conocerse a sí mismo se debe mirarse y reconocer las características virtuosas o fortalezas, así como sus debilidades, esta frase suena fácil, pero la historia de la humanidad puede corroborar que este proceso conlleva más de un esfuerzo, tal es así que para realizar la proeza de conocerse a sí mismo, el ser humano ha realizado hazañas que quedaron cifradas en antiguos mitos y leyendas, en donde podían pasar largos periodos en desiertos o monasterios o realizaban viajes con diversas pruebas de valor en donde mínimamente uno debía confrontarse con dragones, cíclopes, minotauros y otros seres fantásticos que reales o no daban cuenta de la esencia del arquetipo del héroe y sus esfuerzos para transformarse a sí mismo.  

Lo que el Oráculo de Delfos tampoco aclaró fue que para conocerse a uno mismo tendríamos que lidiar con la otredad. Cuando Sartre despotricó que: "el infierno son los otros" planteó un problema ontológico denso, naturalmente, no se esperaba menos del citado filósofo y en esa otredad obviada por el Oráculo encontramos, la receta y el problema.

Receta porque en definitiva el otro siempre tendrá algo que decir de mi mismo y por tanto esa percepción puede darnos indicios de quienes somos, si acercándonos a los conceptos del psicoanálisis jungniano vemos al otro como un espejo, nos llevaremos más de un susto y disgusto, porque el otro no siempre nos refleja lo que pensamos que somos. La otredad es un problema porque somos seres sociales, necesitamos de la mirada del otro para reconocemos sin embargo, complica todo el proceso de autoconocimiento porque la identidad se configura en un espacio en donde lo que soy es la suma de lo que los demás me muestran "que soy" de forma consciente o inconsciente, más lo que yo creo que soy, lo que soy en verdad y todas las sombras desconocidas por los otros y por mi mismo. Todo eso somos y más, una ensalada ontológica mucho más complicada de lo que Sartre planteó en su "Ser y la Nada".

Como si no fuese suficiente la era digital agrega un condimento más a todo este revoltijo filosófico: "el selfie"  que agrega a toda la suma anterior "lo que yo quiero que el otro crea que soy yo" lo que se vincula directamente con la necesidad de reconocimiento, un fenómeno que ya postula como nuevo trastorno mental para el *DSM y sus polémicas actualizaciones.

Mientras tanto el oráculo de Delfos, indiferente a densos planteos me hace un guiño porque por fin comprendo su viveza y es que podrá dar siempre la respuesta correcta pero nunca hará mi trabajo. Responderme Quién soy yo es mi trabajo, y si, es una de las preguntas más complicadas de responder, porque requiere un ejercicio mental arduo, serio y constante, tal vez por eso es más fácil recurrir a la evasión con un buen selfie, si tiene photoshop, tanto mejor.



*Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders


Comentarios

Entradas populares