El amor en los tiempos del Facebook y Twitter
Amores 2.0 |
Si alguien en su inocencia atribuye al facebook, instagram, twitter o Tik Tok la culpa de sus enredos emocionales y adicción al melodrama, se equivoca, el ser humano moderno no ha cambiado en esencia de los antiguos habitantes de este maltratado planeta tierra. Milenios atrás los griegos incursionaban con éxito en el género novelesco, entendían como pocos los enredos del corazón y estos enredos adquirían dimensiones mitológicas que siguen repitiéndose en la actualidad con apenas algunas variantes de escenario. Los antiguos anfiteatros fueron desplazados por plataformas virtuales en dónde siguen desarrollándose antiguos dramas del homo "sapiens".
En definitiva nada nuevo bajo el sol, y a pesar de esto no he dejado de sorprenderme por el impacto de la inmediatez de un simple post. Cuando García Márquez escribió sus Cien Años de Soledad, el pequeño Macondo con sus historias centenarias de amores que dejaban huellas en generaciones enteras no se imaginaba que sería relegado por generaciones ávidas de adrenalina virtual fugaz. Es complicado, se convirtió en el estado normal de las relaciones, espejo de una sociedad disociada de lo que otrora se denominaba privacidad, un fenómeno que no deja de ser peligroso si atendemos al potencial de destrucción que encierra.
Existen usos y costumbres que desde siempre se han asociado con el sentido común, sentido que se ha perdido con rapidez por falta de uso en pocos años. Insisto en que las redes sociales pueden ser excelentes herramientas de comunicación y aprendizaje, el problema comienza cuando las mismas herramientas que en las manos del Experto se convierte en una obra de arte puede ser un arma contundente en manos de monos con acceso a smartphones. De verdad me asombra ver personas que creen con ingenuidad que lo smart del phone se aplica también al usuario ... como las cajetillas de cigarrillos estos teléfonos deberían traer alguna advertencia sobre las consecuencias de posteos temerarios.
Es importante pensar antes de postear, sobre esto cualquier advertencia es insuficiente, es importante re-pensar los espacios personales y dividir lo público de lo privado, lo íntimo de lo social. Uno puede decir con ligereza que se hace cargo de sus actos, posts y publicaciones, pero es triste observar que no es así, a menudo olvidamos que nuestros actos pueden afectar a nuestros seres queridos con exposiciones innecesarias.
Veo con preocupación una nueva generación de niños huérfanos de educación en civismo o pautas mínimas de comportamiento social, porque los adultos han dado permiso de vacaciones permanentes entre otros a su estabilidad emocional y se han vuelto incapaces de asumir los roles que una paternidad y maternidad responsable exigen de los que son guías y luces en el camino de la vida de los más pequeños.
Es así que considero urgente re-construir el concepto de intimidad y no dejar que nuestros muros en redes sociales se conviertan en anfiteatros del melodrama con innumerables adictos al morbo como espectadores de nuestras pequeñeces cotidianas. Cuando de amores se trata es saludable muchas veces soltar y dejar ir en armonía, lo innecesario es que en este proceso la hiperconectada aldea global se entere de los novelescos pormenores de nuestras vidas. Los lazos en las redes sociales y en la vida, no son inmutables, tengamos presente este detalle!
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