Un día de locos
Santo Asado |
Como si fuesen dos peripatéticos Marcus y Freya filosofaban inmunes a toda la gente reunida en la plaza. Freya era una mujer de pocas palabras pero sagaz, atea declarada y vegana militante, conoció a Marcus en un curso breve de Lomitos Veganos. Marcus, estudiante de cocina y conocido en su barrio por sus deliciosos asados, fue al curso para demostrarle a todos sus amigos vegetarianos que el Seitán jamás podría reemplazar a la carne de vaca, pero tuvo al final del curso tuvo que admitir que no notaba la diferencia entre un lomito de carne vacuna y un lomito de Seitán, fue así como conoció a Freya, se hicieron amigos al instante, aunque no tuviesen nada en común, acostumbraban a caminar en la Costanera y discutir por todo especialmente por comida, un tema que los unía irremediablemente sin posibilidad de acuerdo común, era inútil que Marcus sublimase a las vacas dando al Asado un carácter sagrado, Freya refutaba todos sus argumentos sin descanso y sin piedad, al final del día, las pizzas veganas con rúcula y cerveza disipaban todos los desacuerdos.
La discusión del día giraba en torno a los Metafísicos y sus particularidades que Marcus había aprendido de primera mano con su Tia Coca cuando esta lo llevó al grupo convencida de que los Decretos de "Corta y Libera" de San Miguel Arcángel lo librarían de una ex novia psicópata con la que salió un breve tiempo, pero de la que tardó años en librarse, no lo logró con los decretos y mudras metafísicos, pero si con una orden de restricción que en opinión de su Tía Coca era la forma en la que San Miguel se manifestaba en su vida para cortar y liberarlo de ese vinculo tan patológico.
¿Qué diablos es un Mudra Metafisico Marcus? le preguntó Freya mientras seguían caminando. Marcus explicaba sobre las extrañas gesticulaciones que hacía su Tía Coca cuando decía "Corta y Libera" cuando escucharon gritar a un Señor muy bien vestido que los reptilianos dominaban el mundo y controlaban nuestros pensamientos mientras apuntaba con sus dedos a unos hombres trajeados de negro se reían a carcajadas del pobre hombre. La plaza parecía sitiada por todos los locos del mundo. ¿Qué carajos hacemos aquí? dijo Freya- Vamos a la Catedral, dieron media vuelta pero no pudieron continuar, un estruendo de lo que parecían petardos y vieron que la policía montada avanzaba hacia la gente, todos comenzaron a correr y a dispersarse, en algún momento Marcus se perdió en la multitud y Freya confusa apenas atinó a seguir a unas señoras que caminaban rezando el rosario en la estrecha calle del costado de la Catedral, tuvo que escuchar varias oraciones Marianas que le recordaron a su Abuela Petrovna mientras la procesión llegaba lentamente a la plaza uruguaya, un grupo de ancianos que jugaban ajedrez comentaban como fue que la Convención Internacional por la tolerancia y la diversidad religiosa terminó en una batalla campal de los principales líderes religiosos, algunos decían que fue cuando los sacerdotes católicos se ofendieron con los de la iglesia ortodoxa porque estos decían que eran los auténticos emisarios de Dios, otros afirmaban que fueron las monjas que derramaron agua fría a las Mae que bailaban al son del tambor a sus Orixás, todos los abuelos coincidieron que el fracaso de la Convención se debía a que todos creían que su religión o creencia era mejor que las otras y que era una pena que la Convención sobre tolerancia termine en un caos con policías dispersando a la gente con tanques hidrantes y gases lacrimógenos dejando en evidencia una clara intolerancia de todos.
A Freya le parecía ridículo que estando a metros de todos los representantes de Dios en la Tierra no hubiese paz y tolerancia. Dejó de buscar a su amigo y se unió a un grupo de yoguis que volvían de la Convención cantando mantras, se acercaron lentamente alrededor de Freya formando un circulo y comenzaron a recitar el mantra Akal que luego le explicaron era para despedir y liberar a los seres queridos que habían partido al más allá, recordó a los seres queridos que ya fallecieron y se quedó con los Yoguis reflexionando sobre la vida y la muerte, aunque no creía en Dioses si entendía de la inutilidad del orgullo y la vanidad.
Al día siguiente Freya fue a casa de Marcus, lo encontró con una cicatriz con tres puntos en la frente producto de una botella rota que fue a parar en su cabeza durante los disturbios, los puntos y la cicatriz no habían impedido que hubiese realizado un Asado en honor a lo que denominaba "Sobrevivientes de un Día de Locos" invitó a toda la familia vecinos, amigos y a Freya, comentaba Marcus a todos los presentes los últimos sucesos de la plaza exagerando todos los detalles mientras realizaba el ritual del asado con un apartado especial de verduras y seitán seleccionadas para su amiga vegana, entre risas y bromas tuvieron que admitir que pesar de sus diferencias el asado aunque fuese de Seitán siempre los uniría.
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