El misterio de las catedrales
La más fuerte impresión de nuestra primera juventud -teníamos a la sazón siete años-, de la que conservamos todavía vívido un recuerdo, fue la emoción que provocó, en nuestra alma de niño, la vista de una catedral gótica. Nos sentimos inmediatamente transportados, extasiados, llenos de admiración, incapaces de sustraernos a la atracción de lo maravilloso, a la magia de lo espléndido, de lo inmenso, de lo vertiginoso que se desprendía de esta obra más divina que humana.
Fulcanelli. El misterio de las catedrales.
La
sensación de arrobamiento que describe Fulcanelli estando en
una catedral gótica es uno de los propósitos de los antiguos constructores de
templos, desde su misma etimología el templo da cuenta de su razón de ser, del
latín templus que significa recinto
sagrado, el templo es un espacio diseñado y preparado deliberadamente para
conectar con lo divino. Siguiendo el principio hermético de “como es arriba es
abajo” el templo ha sido pensando para ser el puente que une el cielo y la
tierra, el ser humano ha intentado reproducir a pequeña escala la creación divina.
Con
la mirada en el cielo, el macrocosmos en toda su magnificencia ha sido la principal
inspiración sobre el cual la arquitectura sagrada ha diseñado el microcosmos de
los recintos sagrados de la humanidad, fue durante la edad media cuando los
constructores lograron construir inmensas catedrales siguiendo los principios
de la Geometría Sagrada, esas construcciones duraban décadas en las que
generaciones de albañiles dejaban sus aportes a esas grandiosas obras
realizadas.
Es
importante apreciar que durante la edad media, tiempo de construcción de las grandes
catedrales europeas las iglesias eran los espacios no solamente religiosos sino
también sociales culturales, punto de encuentro de la comunidad donde toda la
vida sucedía, en ese tiempo además la mayor parte de la población era analfabeta
y las misas eran en latín, los templos tenían que poder transmitir la
experiencia sagrada tanto al más humilde como al más erudito de la comunidad,
en ese objetivo las corporaciones de albañiles que manejaban el secreto de la
construcción y además focalizaban su trabajo.
En otro párrafo del Misterio de las Catedrales se encuentra una magnifica descripción de la vida cotidiana en la Catedral de Notre Dame:
La catedral es el refugio hospitalario de todos los infortunios. Los enfermos que iban a Nótre-Dame de París a implorar a Dios alivio para sus sufrimientos permanecían allí hasta su curación completa. Se les destinaba una capilla, situada cerca de la segunda puerta y que estaba iluminada por seis lámparas. Allí pasaban las noches. Los médicos evacuaban sus consultas en la misma entrada de la basílica, alrededor de la pila del agua bendita. Y también allí celebró sus sesiones la Facultad de Medicina, al abandonar la Universidad, en el siglo XIII, para vivir independiente, y donde permaneció hasta 1454, fecha de su última reunión, convocada por Jaeques Desparts. Es asilo inviolable de los perseguidos y sepulcro de los difuntos ilustres. Es la ciudad dentro de la ciudad, el núcleo intelectual y moral de la colectividad, el corazón de la actividad pública, el apoteosis del pensamiento, del saber y del arte. Por la abundante floración de su ornato, por la variedad de los temas y de las escenas que la adornan, la catedral aparece como una enciclopedia muy completa y variada -ora ingenua, ora noble, siempre viva- de todos los conocimientos medievales. Estas esfinges de piedra son, pues, educadoras, iniciadoras primordiales. Este pueblo de quimeras erizadas, de juglares, de mamarrachos, de mascarones y de gárgolas amenazadoras -dragones, vampiros y tarascas-, es el guardián secular del patrimonio ancestral
Catedral de Notre Dame de Paris |
Sin dudas, Fulcanelli, sea quien sea (sabemos que hasta hoy su identidad es un misterio) ha legado a la humanidad las claves que se esconden detrás de los símbolos de las principales catedrales construidas en el medioevo. Si bien es cierto que Fulcanelli no es nada fácil de entender para quien no tiene una base de conocimiento de alquimia, su obra es una referencia obligada para intentar comprender el Misterio de las Catedrales.
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